La
Comisión ha propuesto nuevas normas para estimular y facilitar la reutilización
del agua en la UE para el riego agrícola. Estas nuevas normas ayudarán a los
agricultores a hacer el mejor uso posible de las aguas residuales, al igual que
aliviarán la escasez de agua, protegiendo al mismo tiempo al medio ambiente y a
los consumidores.
¿Qué
propone la Comisión?
propone la Comisión?
- Introducción
de unos requisitos mínimos para la reutilización de las aguas residuales
tratadas procedentes de instalaciones de tratamiento de aguas residuales
urbanas, en relación con los elementos
microbiológicos (por ejemplo, los niveles de la bacteria E. coli) y la
frecuencia de los controles. Estos requisitos garantizarán que el agua
regenerada sea segura para el riego. - Gestión
de riesgos para identificar cualquier
riesgo adicional al que se deba hacer frente para que la reutilización del
agua sea segura. - Aumento
de la transparencia. La población tendrá acceso a
la información en línea sobre las prácticas de reutilización del agua en
sus respectivos Estados miembros.
La
reutilización del agua en la UE está actualmente muy por debajo de su
potencial, a pesar de tener un menor impacto medioambiental y de suponer un
ahorro importante de energía en comparación con la necesaria para extraer y
transportar agua potable. Además, un tercio de la superficie de la UE adolece
de estrés hídrico durante todo el año y la escasez de agua sigue siendo una
preocupación importante para muchos Estados miembros de la UE. Las pautas
meteorológicas cada vez más impredecibles, como las sequías extremas, pueden
acarrear consecuencias negativas para la cantidad y la calidad de los recursos
de agua potable. El objetivo de las nuevas normas es garantizar que se haga el
mejor uso posible de las aguas tratadas procedentes de instalaciones de
tratamiento de aguas residuales urbanas, constituyendo una alternativa fiable
de suministro de agua. Al conseguir que las aguas residuales no potables
vuelvan a ser útiles, estas medidas contribuyen al ahorro del coste económico y
medioambiental relacionado con la instalación de nuevos suministros de agua.
reutilización del agua en la UE está actualmente muy por debajo de su
potencial, a pesar de tener un menor impacto medioambiental y de suponer un
ahorro importante de energía en comparación con la necesaria para extraer y
transportar agua potable. Además, un tercio de la superficie de la UE adolece
de estrés hídrico durante todo el año y la escasez de agua sigue siendo una
preocupación importante para muchos Estados miembros de la UE. Las pautas
meteorológicas cada vez más impredecibles, como las sequías extremas, pueden
acarrear consecuencias negativas para la cantidad y la calidad de los recursos
de agua potable. El objetivo de las nuevas normas es garantizar que se haga el
mejor uso posible de las aguas tratadas procedentes de instalaciones de
tratamiento de aguas residuales urbanas, constituyendo una alternativa fiable
de suministro de agua. Al conseguir que las aguas residuales no potables
vuelvan a ser útiles, estas medidas contribuyen al ahorro del coste económico y
medioambiental relacionado con la instalación de nuevos suministros de agua.
La
propuesta estaba prevista en el programa de trabajo de la Comisión para 2018,
como consecuencia directa del plan de acción para la economía circular, y completa
el marco jurídico vigente de la UE sobre el agua y los alimentos.
propuesta estaba prevista en el programa de trabajo de la Comisión para 2018,
como consecuencia directa del plan de acción para la economía circular, y completa
el marco jurídico vigente de la UE sobre el agua y los alimentos.
Complementa
la modernización en curso de la economía europea, la política agrícola común y
las ambiciones en materia de cambio climático, participa en la consecución de
los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas en la UE (en
particular, del Objetivo 6 sobre el agua y el saneamiento), al igual que forma
parte de la transición hacia la economía circular, uno de los objetivos
principales de la Comisión.
la modernización en curso de la economía europea, la política agrícola común y
las ambiciones en materia de cambio climático, participa en la consecución de
los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas en la UE (en
particular, del Objetivo 6 sobre el agua y el saneamiento), al igual que forma
parte de la transición hacia la economía circular, uno de los objetivos
principales de la Comisión.